Sitio arqueológico de Vichama muestra representaciones de un pasado del cambio climático

La doctora Ruth Shady Solís sostuvo que en Vichama se hallaron diversas evidencias del cambio climático que afectó el normal desarrollo de la civilización Caral (3000–1800 a. C.), hace miles de años, perjudicando a la población que habitó en los diferentes centros urbanos ubicados en el valle de Supe, como en la Ciudad Sagrada de Caral.

Las declaraciones las dio en el marco del aniversario de las investigaciones del sitio arqueológico Vichama. Este fue una ciudad agropesquera ubicada en el distrito de Végueta, provincia de Huaura, departamento de Lima.

“Fue un cambio climático universal. Ocurrió en otros lugares, como en los centros urbanos de Mesopotamia del norte, de acuerdo a las investigaciones realizadas por otros colegas. Y Vichama ha dejado registrado los efectos para que el colectivo social no se olvidara de lo que significó el cambio climático”, indicó.

Evidencias arqueológicas

Sitio arqueológico de Vichama muestra representaciones de un pasado del cambio climático.

En ese sentido, mostró los relieves que los habitantes de Vichama plasmaron en los muros de sus principales salones ceremoniales, hace 3,800 años.

Por ejemplo, en el Edificio Principal (Sector A) se halló un total de 32 relieves murales, a los que se le ha denominado “La Danza de la Muerte y de la Vida”.

En un primer nivel se observa a seres adultos muertos, con las costillas marcadas, los ojos cerrados, entre dos cuerpos cadavéricos.

Mientras que en la parte superior, representaron a gente joven, en una especie de danza ritual, en diferentes posturas, entre dos peces.

En la cima de este edificio, tras enterrar los anteriores niveles, modelaron en el muro de su salón ceremonial el rostro de un sapo, con dos manos humanas, y un canal sobre la cabeza, como un rayo, al que se le denominó el “Sapo Humanizado”.

El sapo en la cosmovisión andina es un animal relacionado con las lluvias, por lo que se presume que en este ambiente realizaban ceremonias astronómicas y ritos propiciatorios para la llegada de la lluvia.

Otros relieves fueron hallados en el Edificio Público de los Depósitos (Sector K), desde donde se dominan los campos de cultivo del valle de Huaura.

La primera escena encontró un relieve escultórico, compuesto por cuatro cabezas humanas, con los ojos cerrados, y dos serpientes que se desplazan entre ellas, hacia una cabeza que representaría una semilla antropomorfizada, con la boca abierta y raíces hincadas en la tierra.

Tras las investigaciones fue denominada como el “Mural de la Llegada del Agua”.

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